El arte entre los jóvenes como receta para construir la paz en Guatemala

 

“¿Por qué los jóvenes no hacemos algo contra la violencia?. ¿Por qué no escuchamos?. ¿Por qué no nos damos cuenta de que estamos llorando todos en silencio?”. El joven Julio Barrutia lanza al aire éstas y otras preguntas al hablar de esa especie de parálisis que agarrota a los chicos y chicas en Guatemala y que ha permitido que muchos terminen envueltos en la espiral de violencia que no tiene fin en el país.


Director de la organización cultural “Ixtab Alob”, este artista de la capital no duda un instante en sus respuestas. “Porque nos tienen contra la pared y nos tienen paralizadas, porque tenemos miedo a salir por la violencia. Y no debería ser así. No sentirse libre de salir a la calle o para expresarnos hace que terminemos con esa misma respuesta de violencia con la que se nos están atacando”.


Tras más de tres décadas de enfrentamiento armado interno, que dejaron un trágico saldo de muerte y destrucción, ahora la violencia sigue marcando a sangre y fuego la vida de los guatemaltecos, en una nación donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza, y uno de cada seis está inmerso en la pobreza extrema.


La cruda realidad es que en Guatemala persiste todavía una cultura de violencia heredada de los años de plomo, con una tasa de homicidios comparable a la de otras regiones del mundo en guerra. Sin duda, una violencia sin límites que según del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) cuesta a las arcas públicas la friolera de más de 2.300 millones de dólares anuales, el 7,3 por ciento del PIB.


“Desafortunadamente para muchos en Guatemala la palabra juventud significa muy poco”. A partir de esta premisa, el actor y locutor de radio Fabio Díaz, que imparte talleres en la Universidad de San Carlos, habla de la falta de oportunidades y la escasez de recursos que sufren día a día millones de jóvenes, en un país donde el 70 por ciento de la población es menor de 30 años.


Para Aldor Divassi, director de la escuela de música Alarte, la clave está en que los jóvenes tienen mucha energía y en ocasiones no saben cómo canalizarla para crear cosas. “Ahí es donde está el peligro, ya que al no encontrar la manera de desahogarse, van acumulado mucha ira y al final se vuelven violentos”, en un país donde los niveles de sadismo son alarmantes.


La solución que ofrece una de sus estudiantes ayuda mucho a entender el trabajo que se está haciendo en Guatemala para intentar dar carpetazo a la ola de violencia que tiñe de rojos las calles del país y que se ceba con especial saña entre los jóvenes. “No se trata de centralizar la violencia en una persona, se trata de promover el cambio en cada uno de nosotros”.


“Es una experiencia muy bonita ver la emoción de la gente cuando bailo”, asegura María Velázquez, una de las jóvenes que asiste este años a la la escuela de arte de la Universidad de San Carlos. “Es como relajarse e irse a otro mundo. Y bailo porque es una buena manera de expresar, y sobre el escenario se puede expresar casi cualquier cosa, una forma de sentirse libre, sobre todo si se hace con pasión”.


Por su parte, Jenny Matías, recuerda que siendo niña no le llamaba especialmente la música, pero poco a poco empezó a entrarle el gusanillo y ahora directamente no puede vivir sin ella. “Siento uno como que estoy flotando en el aire, y sueño algún día con dar un concierto y animar a otros jóvenes”, añade esta guatemalteca que da clases de piano y guitarra en Alarte.


En Guatemala, como en otros países de la región, hay una opinión generalizada sobre los efectos nocivos de los medios de comunicación masivos en las vidas de los jóvenes. “Tal como están siendo usados sólo sirven para crean máquinas”, se lamenta el director de Ixtab Alob. “No crean seres humanos sensibles, sino máquinas autómatas que reproducen y nada más”, añade.


Comparte el mismo diagnóstico Aldor Divassi, quien habla directamente de un “bombardeo mediático” que inunda a la juventud con “demasiadas cosas negativas” y que desemboca muchas veces en un tipo de entretenimiento que sólo sirve para “vender cosas o crear estereotipos”, y que tiene un “enorme” poder de confundir a la gente.


Estereotipos


Dice la Real Academia que los estereotipos son “imágenes o ideas aceptadas comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable”. Lo que no dice es que su impacto entre los más vulnerables, los jóvenes, puede ser fatal, ya que a veces resulta demasiado fácil acabar con una idea “distorsionada” sobre las personas.


“Los estereotipos aíslan y destruyen”, aseguran desde la Escuela Superior de Arte, de la Universidad de San Carlos, y mencionan en concreto palabras tan extendidas en el lenguaje coloquial de los chicos y chicas como ‘chileros’ y ‘casaqueras’ (dícese de aquellos que mienten con demasiada facilidad), los ‘pelex’ (que se niegan a usar preservativos) o los ‘formalitas’.


Impulsar el arte entre los jóvenes es uno de los retos del programa conjunto “Consolidación de la paz mediante la prevención de la violencia y gestión del conflicto”, uno de los cinco que financia el Fondo para el Logro de los Objetivos del Milenio (F-ODM) en Guatemala, en el que participan seis agencias de Naciones Unidas, cinco instituciones del Gobierno nacional, así como otras organizaciones locales.


“La construcción de la paz es una tarea de todos y empieza con la voluntad personal de cada uno para alcanzarla”, aseguran los responsables del programa, que tiene como objetivo prioritario mejorar el marco político legal que ayude a prevenir la violencia, a través de iniciativas para facilitar el intercambio de conocimientos, abrir espacios para la participación ciudadana y propiciar el diálogo.


El programa financiado por el F-ODM apoya al Gobierno guatemalteco en el desarrollo de políticas públicas para combatir la violencia juvenil, contra las mujeres y la niñez, así como el programa piloto "Ciudadades Seguras" en tres municipios y un sistema de alerta temprana, entre otras iniciativas, para fortalecer elEstado de Derecho, mejorar la seguridad y reducir la conflictividad en el país.


Haga click aquí para ver una campaña para frenar el uso de armas en Guatemala financiado por el F-ODM.

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