La palabra une a los pueblos

 

“Mujeres musicales, mujeres que crean y escriben, bailan y tejen, cocinan y dirigen sus comunidades. Mujeres que son maestras y viven la poesía en sus vidas. Todas, comprometidas con el cambio, con propuestas, con luchas”.


“Las escritoras urbanas se alimentaron con la poesía de las del campo, las jóvenes con el verso de las mayores, las negras con el fluir de las indígenas, las indígenas con la fuerza de las negras. Todas enriquecidas y fortalecidas para seguir escribiendo y cantando”.


Con estas palabras describe la poetisa ecuatoriana Jennie Carrasco Molina sus experiencias en el II Coloquio Internacional de Escritoras Indígenas, Afrodescendientes y Mestizas, celebrado en Quito y que fue impulsado por el Programa Desarrollo y Diversidad Cultural, uno de los cuatro programas conjuntos que financia en Ecuador el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM).


Veintidós escritoras procedentes de Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Nicaragua, Perú, y Venezuela que se dieron cita a mediados de noviembre en la Universidad Técnica del Norte con motivo de la publicación de la antología “Collar de Historias y Lunas”, que recoge la creación poética de las mujeres indígenas de América Latina.


Y es que en el mundo mestizo occidental, las mujeres indígenas y afrodescendientes han vivido una historia de silencio y segregación. En el caso de las artistas, doblemente. En Ecuador, por ejemplo, no existen registros, no están en las antologías ni participan en concursos ni se han inscrito en asociaciones de escritoras.


“El coloquio nos muestra el camino de un mundo nuevo, lejos de la violencia y la discriminación. Porque en la voz de las escritoras asistentes hay una fuerza que propone saltar a otras dimensiones, a otra conciencia, a la magia y la frescura que conocieron los antiguos habitantes de este continente”, aseguró Jennie, al frente de la compilación de un centenar de poemas recogidos en la antología.


Por su parte, Barbarita Lara, escritora ecuatoriana del Valle del Chota, afirmó que es hora de “devolver” la palabra a aquellas mujeres que hasta hoy siguen siendo “desvalorizadas, sin rostro, sin voz propia, ni palestra, ni premios de reconocimientos a sus pensamientos y creaciones literarias”, y dijo que no volverá a ser la misma después de participar en el coloquio.


Durante tres días dialogaron sobre temas relacionados con su origen étnico, identidades, diversidad y cercanía, puntos de encuentro, influencia del medio urbano mestizo en la literatura escrita por indígenas, propuesta de políticas públicas para favorecer la creación y difusión de la tradición oral y escribir en lengua nativa; los dioses y diosas de África y su influencia en la creación literaria.


“Ha sido un encuentro hecho con dignidad (…) Trae el rescate de nuestra autoestima como mujeres… tanto sufrimos y vimos las lágrimas de nuestras abuelas”, afirmó la escritora brasileña Eliane Potiguara, para quien los pueblos indígenas siempre estuvieron al margen de los patrones culturales de su país, por la intolerancia y discriminación social y racial de la cultura dominante.


La poetisa cubana Carmen González destacó lo “maravilloso” de poder hablar el mismo idioma, “sin atacar, sin aludir”, mientras que la mexicana Mikeas Sánchez abogó por no establecer diferencia entre mujeres negras, indias y mestizas. “No es necesario etiquetar, la etiqueta excluye. Somos escritoras y eso es suficiente”.


“La poesía es grito, contundencia, piel nueva. Es un camino fantástico para sacudir las estructuras. La poesía es conciencia social”, afirmó, por su parte, la brasileña Cristiane Sobral, quien aprendió de las semejanzas y diferencias entre las luchas de mujeres indígenas y afrodescendientes. “Seamos indias, mestizas o afros, podemos reinventar, cambiar el imaginario, luchar por un mundo mejor”.


Con el coloquio se paga una “deuda histórica” con este colectivo “invisibilizado” durante décadas, según la ministra ecuatoriana de Patrimonio, María Fernanda Espinosa, que destacó que sus voces enriquecen el panorama literario del continente señalando formas diferentes de expresión desde cosmovisiones que engloban las relaciones interculturales a las diferentes nacionalidades.


El programa conjunto, en el que participan siete agencias de Naciones Unidas y que está liderado por el Ministerio Coordinador de Patrimonio de Ecuador, promueve la revalorización de la cultura, la inclusión, el diálogo intercultural así como acortar las brechas de discriminación y exclusión, y tiene su radio de acción en las provincias de Esmeraldas, Chimborazo y Sucumbíos.


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