Huertos pedagógicos para combatir la desnutrición en Guatemala

 

El panorama que pinta Unicef sobre la desnutrición en Guatemala resulta desolador. Con apenas catorce millones de habitantes, tiene el triste privilegio de estar a la cabeza de los países de América Latina con mayores niveles de desnutrición crónica infantil, un drama que afecta a casi a la mitad de los menores de cinco años.


La situación es todavía más desesperanzadora en el departamento de Totonicapán, donde tiene su radio de acción el programa conjunto “Alianzas para mejorar la situación de la infancia, la seguridad alimentaria y la nutrición”, uno de los cuatro que financia el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM) en Guatemala.


En esta zona del suroeste del país la desnutrición crónica se ceba especialmente con las comunidades indígenas y afecta a tres de cada cuatro menores de cinco años, además del consiguiente impacto en temas como aprendizaje, productividad o desarrollo físico e intelectual, según se lamenta Jaime Gómez, coordinador del programa conjunto.


Una de las respuestas para combatir esos niveles alarmantes de desnutrición son los “huertos escolares pedagógicos”. Con el apoyo del F-ODM se han implementado ya en más de cuarenta escuelas del departamento aunque el objetivo es llegar a fin de año a más de trescientas, según datos facilitados por la nutricionista Aura Schell.


“Lo que buscamos es que los huertos sean utilizados como laboratorios prácticos donde los niños aprendan asuntos tan diversos como la alimentación, la nutrición, la agricultura, el medio ambiente o el reciclaje”, detalla esta nutricionista de la Dirección Departamental de Educación Guatemala Occidente.


El primer huerto se instaló este verano en la escuela del paraje Chirijcajá, en San Cristóbal Totonicapán, donde los estudiantes respondieron de forma positiva. “Están muy entusiasmados y emocionados y nosotros vamos adecuando los contenidos pedagógicos para darles una mejor educación”, asegura el director del centro, Julio Tax.


El programa conjunto también ha contribuido a formar educadoras en salud y nutrición en los puestos de salud locales, donde se ofrecen consejos a las embarazadas para evitar complicaciones en el parto y pesan y tallan una vez al mes a los niños, así como charlas y cursos de capacitación para inculcar en las familias la importancia de los buenos hábitos alimenticios.


María Vicente, educadora de la aldea Palomora, en el municipio San Andres Xecul, nos cuenta que lleva trabajando hace casi un año para ayudar a combatir la desnutrición ofreciendo demostraciones de alimentos en las que utiliza las hortalizas sembradas en los huertos familiares instalados con apoyo del F-ODM.


“Realizamos recetas para que preparen diferentes alimentos a sus hijos para que tengan una buena nutrición y evitar de paso que consuman alimentos chatarras, como golosinas”, detalla esta joven guatemalteca, que intenta dentro de sus posibilidades “motivar” a la gente para que aprovechen los pocos recursos que tienen.


Por su parte, Cecilia Morales, otra educadora de la aldea, hace visitas domiciliarias y atiende a madres y niños desnutridos, y celebra que poco a poco han ido cambiando los hábitos de la comunidad e insiste en la importancia de la nutrición de los más pequeños. “Ahora las mujeres también llevan verduras y atoles en vez de refrescos”.


El programa conjunto, en el que participan cinco agencias del sistema de Naciones Unidas, apoya los esfuerzos del Gobierno guatemalteco a través de la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición, y de paso impulsar la consecución de Objetivos del Milenio 4 y 5, que se proponen antes de 2015 reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna.


Con iniciativas como el plan “Escuelas Saludables”, del que se han beneficiado 8.000 estudiantes y más de 300 maestros, o el fortaleciendo el sistema de vigilancia epidemiológica, el programa ha podido mejorar la capacidad de producción, acceso económico y consumo de alimentos de las familias, e incrementar el acceso a servicios básicos de salud y nutrición de menores y mujeres en edad fértil.



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