Reduciendo la violencia contra las mujeres en Haití
Esta joven haitiana entró a trompicones en el local de una organización de mujeres en Saint-Marc, apoyándose en el hombro de su madre. Acababa de recibir una paliza de un primo suyo, quien durante una discusión, le abofeteó repetidas veces la cara antes de tirarla por un barranco. Casi no podía ni caminar.
“Los casos de violencia en la zona son legión”, afirmó Charline, la coordinadora de la ONG Charèt (OFC), que tuvo que salir corriendo a recibir a una nueva víctima de esta lacra social que afecta a Haití, un país donde las denuncias por violencia de género se han disparado de forma alarmante en los últimos diez años.
OFC, que recibe a la semana una media de cinco nuevos casos de abusos físicos y sexuales, es una de las cinco organizaciones que recibe apoyo del Fondo para el Logro de los Objetivos del Milenio (F-ODM), un centro que ofrece apoyo psicológico y asistencia local a las víctimas, por donde han pasado en los últimos siete meses más de ochenta mujeres.
Haití, la nación más pobre de todo el continente americano, sufre en silencio desde hace años el drama de la violencia, incluso antes de que el desastre del terremoto del año 2010 trajera, además de muerte y desolación, nuevas tensiones a unas comunidades ya de por sí golpeadas por la miseria y la falta de oportunidades.
Entre 2002 y 2008, por ejemplo, los casos de violencia de género reportados crecieron casi un 2.000 por ciento, de apenas medio centenar (57) a más de un millar (1.192). Aunque probablemente sea una mayor predisposición de las víctimas a denunciar que un aumento real de los casos, la necesidad de ayudar y ofrecer servicios a las supervivientes es enorme.
Para combatir la violencia de género, el F-ODM está financiando el programa conjunto “Prevención de conflictos y cohesión social a través del empoderamiento comunitario local y el fortalecimiento de capacidades institucionales” para ayudar a entender dónde y por qué se desata la violencia, y de paso ofrecer respuestas en cada una de las cinco ciudades donde se han instalado.
Junto a la Universidad estatal de Haití, el programa apoya el Observatorio Nacional contra la Violencia y el Crimen para recopilar estadísticas contrastadas sobre esta lacra que viven el país. Como parte de una respuesta integral, también apoya a ONGs como OFC, a clínicas y a campamentos de refugiados, para dar consejo a las víctimas a través de material de asistencia y apoyo técnico de ONUMujeres.
Para ayudar a hacer frente a los motivos que desatan la violencia, el programa lidera una campaña masiva de concienciación que ofrece capacitación a los líderes comunitarios en materia de violencia y resolución de conflictos, y ayudando a generar oportunidades socio-económicas a las mujeres más vulnerables, los jóvenes en riesgo y gente discapacitada para mejorar su independencia económica.
El trabajo forma parte de los esfuerzos que está haciendo el F-ODM en países como Haití para intentar alcanzar los Objetivos del Milenio contra la pobreza, incluida la reducción de conflictos, mejorando la igualdad de género y empoderando a las mujeres que poder hacer frente a la violencia.
Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres este 25 de noviembre, el programa entrenó a 27 líderes locales para ayudar a concienciar en sus comunidades sobre la violencia contra las mujeres, y publicó un libro de historietas en el que se enseña que atacar a las mujeres es un crimen y se insta a las víctimas a denunciar los casos y buscar ayuda médica.
Uno de los temas centrales del libro de cómics es que las comunidades tienen un papel crucial que jugar a la hora de definir estrategias para prevenir la violencia y que, por tanto, no deberían tolerar ni ignorar la violencia de género.
Charline, de OFC, donde trabajan seis personas y ofrecen sesiones para reducir la violencia, asegura que hay que inverter más en prevención y cambios de comportamiento a nivel comunitario. “El problema está enraizado en las mentes de los hombres”.