Empoderando a las mujeres granjeras en Antalya

 

Habibe Akıncı lleva veinte años cultivando tomates, berenjemas y pimientos en su granja familiar en la provincia de Antalya, en la costa mediterránea de Turquía. Aunque son experimentados granjeros. Habibe y su esposo no sabían que los químicos y pesticidas que usaban eran dañinos para los animales y el medio ambiente, incluso para ellos mismos.

“Antes nos fijábamos en los campos de nuestros vecinos y les preguntábamos que pesticidas y fertilizantes empleaban. Pero en términos de manejo financiero del negocio, el uso de esos químicos estaba aumentando nuestros costes de producción”, explica Habibe.

Todo esto cambió recientemente. Habibe se unió recientemente a otras 139 granjeras y 30 expertas agrícolas en un programa de entrenamiento apoyado por el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre protección de plantas, uso de pesticidas y el manejo del negocio agrícola. El proyecto forma parte de un esfuerzo aún mayor del F-ODM y el Gobierno turco para impulsar el empleo entre las mujeres y mejorar sus ingresos.

“Con estos cursos de formación, he aprendido qué tipo de pesticidas utilizar frente a las posibles amenazas y la cantidad necesaria para ser eficaz”, asegura Habibe. “Lo fundamental es que he aprendido que hay que esperar un tiempo entre el uso de los pesticidas y el tiempo para la cosecha para producir vegetales libres de residuos”.

“Estamos intentando reducir la cantidad de químicos que empleamos a cambio de recurrir a métodos culturales, biológicos y físicos, así como tipos de semillas más fuertes. Centrándose en la solarización, somos capaces de prevenir diferentes tipos de plagas sin tener que recurrir a químicos”, añade.
Habibe asegura que las técnicas que ha aprendido le han ayudado a que sus clientes tengan más confianza en ella. Dado que sus productos están libres de pesticidas, su venta será más fácil para un mayor tipo de clientes.

La formación, de la mano del Antalya Provincial Food, Agriculture and Livestock Directorate, forma parte de un programa conjunto de la ONU para reducir la pobreza en Turquía a través de la creación de nuevos empleos para los jóvenes y las mujeres.

La tasa de desempleo juvenil en Turquía se sitúa en el 20 por ciento, el doble de la media nacional. Entre los jóvenes, la mitad de las mujeres están sin trabajo frente a los hombres. El programa conjunto también se centra en poblaciones vulnerable que se concentran principalmente en la región de Antalya, uno de los mayores destinos turísticos del país.

Hasta la fecha más de 440 jóvenes y mujeres se han beneficiado de los cursos de formación del programa “Crecimiento con trabajo decente para todos”, que ha ayudado también a desarollar el Plan de Acción de Empleo Juvenil lanzando a finales de 2011, así como a asistir a instituciones locales en el diseño de políticas de empleo para migrantes en paro, todo con un enfoque de género, para empoderar a las mujeres y reducir las desigualdades.

“No debemos olvidar que la agricultura no es sólo importante para nosotros sino para las generaciones futuras”, recuerda Habibe, de 39 años y madre de dos hijos. “Nos dieron este mundo con su tierra, su agua y su aire, y es nuestro debe conservarlo para las futuras generaciones. Tenemos que protegerlo”, subraya.

Habibe asegura que como mujer granjera se siente con el deber de contribuir a la seguridad alimentaria en su país y cree que todos deben pasar sus conocimientos a sus vecinos, amigos y familiares. “Si entrenas a un hombre, entrenas a un individuo, pero si entrenas a una mujer, entrenas a una familia en su conjunto”, añade.

 

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