El F-ODM ayuda a preservar la cultura ancestral de Mozambique

 

Cheny Wa Gune no puede recordar qué edad tenía cuando empezó a tocar el mbila. “Siempre estaba ahí”, asegura sobre un instrumento tradicional presente desde la más tierna infancia de este mozambiqueño que para hablar de sus orígenes se remonta orgulloso a la tribu de los Chopi en Zavala.


Siendo niño su familia dejó el campo huyendo de los horrores de la guerra civil que estalló a finales de los 70 en Mozambique, y terminó buscando refugio en Maputo, la capital del país, donde trajeron las tradiciones y la cultura de Zavala. Por eso el mbila (timbila en plural) siguió siendo una parte importante de sus vidas.


Zavala, en la provincia de Inhambe, a orillas del océano Índico, presume de ser la cuna del Chopi Timbila, una tradición cultural única que fue proclamada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el año 2005.


“Los timbila nos simbolizan e identifican, y quizá algún día nos lleven lejos”, afirma el mozambiqueño sobre esta especie de xilófono que se construye de distintos tamaños y registros tonales fabricados con una madera de gran resonancia procedente de un árbol de crecimiento lento llamado mwenje.


Pero esta tradición corre desde hace tiempo serio peligro de terminar desapareciendo algún día si no se frena la deforestación en Zavala, donde cada vez resulta más difícil encontrar madera de mwenje, material imprescindible para construir los instrumentos.


“Un día lamentaremos haber perdido nuestras tradiciones”, reconoce preocupado este maestro del mbila, que no oculta su temor de que se acabe interrumpiendo esta herencia ancestral que, como tantas cosas en África, lleva traspasándose de generación en generación desde hace siglos.


Una tradición que ahora cuenta con el apoyo de uno de los programas conjuntos del Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), que busca contribuir a fortalecer el rol de la cultura en el proceso de desarrollo socioeconómico de Mozambique.


Una de las iniciativas del programa “Fortalecimiento de las industrias culturales y creativas y las políticas inclusivas en Mozambique” consiste en la plantación de viveros para reintroducir los árboles mwenje en el ecosistema de Zavala, conscientes de que terminará beneficiando a la provincia.


“Se necesita inversión y gente con coraje para cambiar las cosas”, asegura Wa Gune. “Es nuestra herencia y deberían proteger estos árboles”, añade el maestro, que considera una “paradoja” que los timbila estén en el anverso de la moneda nacional y la gente no sepa valorarlos lo suficiente.


Wa Gune, que hoy lidera un cuarteto que acaba de lanzar su primer disco, afirma ser un apasionado de este instrumento y siente la responsabilidad de mantener viva una tradición que heredó de su tío. “Es mi alimento diario, vivo de esto”, reconoce orgulloso.

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