El F-ODM lleva agua potable a las comunidades más necesitadas

 

Coincidiendo con la reunión de políticos y expertos en Estocolmo que buscan soluciones al problema del acceso al agua en el mundo con motivo de la Semana Mundial del Agua, el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio está colaborando con gobiernos en cinco continentes para llevar agua potable y saneamiento a las comunidades más desfavorecidas.


Más de 2.700 millones de personas, casi la mitad de la población de los países en vías de desarrollo, no tiene acceso a saneamiento básico, y casi 900 millones no tienen acceso a agua potable. Las migraciones masivas hacia las zonas urbanas presionan aún más a los suministros de agua en las ciudades, mientras que la gente en zonas rurales remotas siguen obtener mejoras en los servicios de saneamiento.


“El agua contaminada mantiene a las comunidades en ciclos de enfermedades y pobrezas, y es un gran obstáculo para el desarrollo económico y sostenible de la humanidad”, afirmó José Antonio González, asesor senior del F-ODM. “Llevar agua potable y servicios de saneamiento a la gente que más lo necesita es crucial si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, añadió.


El F-ODM trabaja con gobiernos de Sudamérica, América Central, África, Asia y Europa del Este para reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua potable y saneamiento básico para el año 2015, una de las metas del séptimo Objetivo de Desarrollo del Milenio.


La manera en que los servicios públicos están gestionados puede determinar que la gente tenga acceso a necesidades básicas como el agua potable. Los programas que respalda el F-ODM trabajan para mejorar la gestión del agua y los servicios básicos, aumentar las inversiones e involucrar a los ciudadanos, especialmente a los más necesitados, en todas las fases e los proyectos, desde su diseño y gestión hasta la operación y mantenimiento de los sistemas de agua.


Tal es el caso de Paraguay, donde los principales beneficiarios son poblaciones rurales dispersas del departamento de Caazapá y comunidades indígenas del departamento de Boquerón que contribuyen con su participación a la sostenibilidad de los sistemas de agua.


En Angola, los gobiernos locales están promoviendo una red de proyectos de agua y saneamiento autónomos gestionados por grupos ciudadanos, que mantienen la propiedad de los sistemas. Más de 120.000 personas tendrán acceso directo a agua potable y servicios básicos de saneamiento gracias a las iniciativas impulsadas por el F-ODM.


Un programa del PNUD y el Banco Mundial en Albania financiado por el Fondo está ayudando al país a hacer frente sus problemas por la falta de acceso a agua potable y servicios básicos de saneamiento mejorando los descuidos regulatorios de las compañías de agua y dando a los consumidores una mayor voz en la provisión de los servicios de agua.


Menos del 20 por ciento de las zonas más pobres de Nicaragua tiene acceso a agua potable y servicios de saneamiento básico, un país donde un programa apoyado por el fondo está involucrando a los gobiernos en todos sus niveles –nacional, regional, municipal y comunal, a crear comités Unidades Regionales de Agua y Saneamiento y Comités de Desarrollo Municipal, que ya tienen resultados visibles tras la puesta en marcha del proyecto “Agua Segura”, que incluye estrategias de sensibilización, promoción de hábitos de higiene y entrega de kits para desinfectar agua domiciliaria.


El F-ODM también financia un programa conjunto en México cuyo principal desafío es forjar una cultura de bueno uso del agua, “saber del agua”, y avanzar en la gestión integral de ese líquido en zonas rurales y en las periferias de los núcleos urbanos del país fomentando el trabajo comunitario, todo desde la transparencia y con un enfoque de sustentabilidad ambiental y equidad de género para contribuir a reducir la pobreza, mejorar la salud y mitigar la vulnerabilidad ante desastres meteorológicos.


Los once programas de la ventana temática de “Gobernanza Económica Democrática” que está financiando el Fondo en los cinco continentes son impulsados por una alianza entre las agencias del sistema de las Naciones Unidas, los gobiernos nacionales y autoridades locales, y tienen un valor aproximado de casi 60 millones de dólares.

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