Artesanías para mejorar los ingresos en Vietnam

 

Como tantos otros granjeros vietnamitas, Lang Thi Kieu, una viuda que vive con sus dos hijos y una nuera, tiene problemas para llegar a fin de mes. De la granja no obtiene lo suficiente para apoyar a su familia así que lo complementa con bordados, pero la seda que necesita es muy cara.

Ahora Kieu está sembrando sus propios gusanos de seda con ayuda de un programa financiado por el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM) que tiene como objetivo apoyar a los vietnamitas a impulsar y mejorar sus ingresos.

Esta iniciativa provee a unos doscientos hogares del país con una variedad de morera de alto rendimiento, el alimento que comen los gusanos, que produce árboles y hojas de dos a tres veces más grandes que uno tradicional.

“Esto me permite producir suficiente seda para suplir las actividades de bordado”, afirma Kieu, que tiene sus moreras en un terreno de 600 metros cuadrados cerca del río. “Ahorro mucho porque si no tendría que comprar la seda y puedo vender mis productos en el mercado local”, añade.

Producción de seda

Las nuevas moreras producen suficientes hojas para alimentar durante un año a los gusanos de seda que producen 11 kilos de capullos de seda que terminan generando cerca de 1,1 kilos de seda valorada e unos 34 dólares, la mitad de un salario mínimo mensual en Vietnam.

Pese a una mejora de los niveles de pobreza en los últimos quince años, las desigualdades en Vietnam siguen siendo significativas, especialmente en áreas rurales, de ahí que el F-ODM contribuya a reducir esas desigualdades como parte de su trabajo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El programa conjunto “Vietnam: Producción y comercio verde para aumentar las oportunidades de empleo de los pobres de zonas rurales” trabaja en cuatro provincias del norte del país con cerca de 4.800 familias, entre cuyos beneficiarios hay unas 1.400 de grupos étnicos minoritarios.

Un gran parte de estos hogares castigados por la pobreza y la exclusión viven por debajo del nivel de pobreza y cuantan con unos ingresos de unos 200.000 dong por persona al mes, lo que equivale a unos 35 centavos de dólar diarios.

Mejora de las cadenas de valor

El enfoque consiste en desarrollar cadenas de valor “verdes”, ambientalmente sostenibles y mejor integradas, que permitan que los cultivadores, recolectores y productores pobres mejorar sus productos y que se vinculen con mercados más rentables.

El programa se centra en cinco sectores artesanales de gran tradición en Vietnam: el del bambú y el ratán, la sericultura y el tejido, las praderas marinas, las artesanía con cobertura de laca y el papel hecho a mano.

Con apoyo del programa conjunto se han instalado centros para que los habitantes puedan aprender mejores técnicas de cultivo de las moreras y se anima a los granjeros a plantar esta variedad de planta de alto rendimiento, además de ofrecer asistencia técnica en el uso de fertilizantes y pesticidas.

Además se ha introducido una variedad de ratán de alto rendimiento entre 300 familias, se han formado escuelas de campo para los granjeros y se han establecido alianzas entre el sector público y privado para seguir apoyando a los productores locales.

Cooperativas

Hoang Binh Thuy, presidente de la cooperativa comunitaria de servicios agrícolas de la zona, asegura que tanto él como sus socios están muy agradecidos por el apoyo que están recibiendo del programa conjunto con las moreras.

“La gente está muy contenta con la nueva variedad de morera porque no sólo es de alto rendimiento sino también de gran calidad respecto a la que teníamos antes. Encima crece muy bien y genera hojas de buena calidad para alimentar a nuestros gusanos”, nos cuenta.

Este programa conjunto, uno de los tres que financia el F-ODM en Vietnam, cuenta con la participación de cinco agencias del sistema de Naciones Unidas (Centro de Comercio Internacional, UNCTAD, la FAO, UNIDO y la OMT), y trabaja con las autoridades para reducir los niveles de pobreza y las desigualdades.

El programa también contribuye a la igualdad de género, ya que beneficia en mayor medida a las mujeres, que tradicionalmente están más comprometidas con la producción artesanal en el hogar y en la empresa.

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