Luchando contra la desnutrición infantil en Guinea Bissau
Niños y niñas de Guinea Bissau como Awa Sila, de 11 años, han crecido bajo circunstancias muy difíciles. Un tercio de los menores de cinco años en su país sufren cuadros de desnutrición, casi uno de cada cinco están por debajo de su peso y más de uno de cada diez muere antes de cumplir los cinco años.
Pero Awa y sus compañeros del colegio Dandum, en una aldea remota del sudeste del país, forman parte de un nuevo proyecto para reducir los niveles de desnutrición y mortalidad infantil a través de un programa financiado por el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM).
Gracias a esta iniciativa, miles de niños y niñas de las regiones más vulnerables de este país africano están aprendiendo buenos hábitos alimentarios cultivando huertos ecológicos en las escuelas.
“Todos los niños de mi aldea estamos comiendo los vegetales que plantamos en la escuela”, asegura Awa sobre su colegio, uno de los 150 donde se han empezado a cultivar huertos escolares en los que aprenden la importancia de una dieta variada y saludable.
Motivada por las lecciones que ha ido aprendiendo en los últimos meses en la escuela, Awa decidió llevar los nuevos conocimientos a su casa y convenció a su madre, Siraboi Camara, para que plantaran su propio huerto ecológico en casa.
“Todo lo que he aprendido en la escuela lo hemos ido hacienda también en el huerto familiar”, dice orgullosa Awa, mientras que su madre Siraboi ha empezado también a correr la voz entre sus amigos y familiares de su comunidad para que sigan los mismos pasos.
Escuelas para aprender nutrición
Los huertos escolares forman parte del programa conjunto que tiene en marcha el F-ODM en Guinea Bissau para reducir los niveles de desnutrición y mortalidad infantil mejorando la capacidad del país para dar seguimiento y combatir este problema promoviendo una mejor nutrición y buenas prácticas.
El programa conjunto ofrece a colegios como el de Dandum desde semillas y herramientas para cultivar hasta talleres de entrenamiento para maestros y familiares en los que aprendan buenos hábitos alimentarios.
También ofrece cursos de capacitación a los médicos de la zona para que aprendan a identificar y combatir la desnutrición, y asiste a los periodistas locales en la producción de cuñas de radio para hablar de la importancia de una buena alimentación y expandir el mensaje por las ondas a otras comunidades.
Bacar Baldé, director de la escuela de Awa, asegura que la participación de la comunidad, sobre todo de los padres y los estudiantes, ha sido crucial para el éxito de los huertos escolares como el de Dandum, donde el año pasado se cultivaron más de cien kilos de tomates, lechugas, cebollas y otros vegetales.
“Lo más importante es que se están modificando los hábitos en torno a la nutrición”, celebra orgulloso el director de la escuela, quien nos cuenta que han empezado a vender los vegetales y sólo por las cebollas han ganado unos 400 dólares que se reinvertirán en el colegio.
La experiencia de Awa Sila ha sido tan exitosa que se han creado unos posters informativos en inglés y en portugués y a todo color para repartirse por otras escuelas de Guinea Bissau a las que acuden unos 25.000 niños y niñas, así como una pirámide de alimentos para diferencias los distintos tipos de comida.
“Ahora entiendo bien lo importante que es comer bien y todos los vegetales que plantamos en el huerto. Para poder crecer de forma sana y saludable tenemos que comer a diario alimentos de los tres grupos”, concluye Awa.
Las zonas más vulnerables
El programa conjunto “Promoción de un enfoque de la malnutrición infantil en varios niveles” es una colaboración entre el gobierno de Guinea Bissau, la ONG Caritas y cuatro agencias del sistema de Naciones Unidas que se propone reducir la desnutrición y mortalidad infantil en la nación africana.
Centrada en las zonas más vulnerables del país, el programa forma parte de los esfuerzos del F-ODM para apoyar a países como Guinea Bissau a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducción del hambre y la pobreza.
Cuando concluye este programa, al menos 25.000 estudiantes de unas 150 comunidades se habrán beneficiado de esta iniciativa para plantar huertos ecológicos en las escuelas, y unas 30.000 familias habrán aprendido buenas prácticas alimenticias y métodos para combatir la desnutrición.