Más derechos para las empleadas domésticas brasileñas

 

"¿Por qué todos tienen derechos y nosotras no tenemos?". Hace ya demasiados años que Creuza Maria Oliveira se venía haciendo la misma pregunta pero nunca se quedó satisfecha con las respuestas. Ahora, después de décadas de organización y luchas, puede celebrar por fin la aprobación de una nueva ley en Brasil que garantiza los derechos de las empleadas domésticas.

La presidenta de la Federación de Trabajadoras Domésticas de Brasil (FENATRAD) fue una activa participante en el largo proceso de negociaciones que desembocó a finales de marzo en una histórica votación en el Senado brasileño que aprobó por primera vez una nueva legislación que protege a los cerca de 6,5 millones de personas que trabajan en el servicio doméstico.

Hasta un total de dieciséis nuevos derechos que van desde una jornada laboral de un máximo de ocho horas diarias y cuarenta y cuatro semanales y al pago por horas extra, hasta una nueva disposición que obliga a los empleadores a pagar el equivalente al 8 por ciento del salario mensual a un fondo que estará disponible en caso de despido del trabajador, muerte u otra contingencia.

“No se trata solo de la igualdad de derechos, se trata de la inclusión social y de una reparación histórica” para este colectivo, condenado durante demasiado tiempo a la precariedad, según recuerda la presidenta de FENATRAD, organización que contó con el acompañamiento de uno de los programas que financia en Brasil el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM).

Según datos recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que en el mundo hay un total de 52,6 millones de trabajadores domésticos, una amplia mayoría mujeres (83 por ciento), de los cuales casi un tercio están excluidos de la legislación laboral nacional y casi la mitad no tiene derecho a períodos de descanso ni vacaciones remuneradas.

En la región de Asia y el Pacífico se calcula que hay unos 21,4 millones de trabajadores domésticos, por delante de América Latina y el Caribe, donde la cifra asciende a 19,6 millones, y África, con 5,2 millones, mientras que en los países desarrollados son 3,6 millones y en Oriente Medio otros 2,1 millones, según las mismas estadísticas.

En el caso de Brasil, en 2008 se contabilizaron 6,2 millones de empleadas en el sector, el 15,8 por ciento del total del empleo de las mujeres y el 20,1 por ciento de la ocupación de las mujeres negras. Además, los datos oficiales ponen al descubierto la precariedad en la que se ven obligadas a moverse: poco más de una cuarta parte habían firmado un contrato de trabajo que garantizase sus derechos laborales.

En los últimos años fueron ganando espacios, como salario mínimo y descanso semanal remunerado, aunque persiste la desigualdad jurídica y social y el incumplimiento de los derechos laborales, según un estudio de la OIT y el Gobierno brasileño, con el apoyo del Programa Interagencial de Promoción para la Igualdad de Género, Raza y Etnia, uno de los tres que financia el F-ODM en Brasil.

La nueva ley en Brasil es fruto, en parte, del impulso que supuso el Convenio sobre Trabajadoras y Trabajadores Domésticos aprobado en Ginebra tras la conferencia de la OIT en 2011, en el que Creuza estuvo acompañada por el F-ODM y que estipula que esos empleados deben tener los mismos derechos que otros trabajadores, incluyendo horarios, descanso semanal y límites a los pagos en especie.

Un estudio financiado por el F-ODM revela que el impacto económico del aumento de renta de las trabajadoras domésticas demuestra que por medio de la valorización de categorías de trabajo tradicionalmente marginales en la economía brasileña es posible mejorar las condiciones de vida de la población de renta baja, aumentando, al mismo tiempo, el bienestar de toda la población.

"Garantizar un nivel mínimo de derechos en el trabajo es la misión institucional de la OIT, y esto es muy importante en el caso del trabajo doméstico, todavía marcado por la baja regulación y desprecio por los principios y derechos fundamentales en el trabajo", según Marcia Vasconcelos, punto focal del Programa Interagencial para la Promoción de Género, Raza y Etnia.

Ese programa apoyó con la realización de estudios y encuestas sobre la situación de las trabajadoras domésticas en Brasil y la celebración de reuniones técnicas y talleres, que dieron como resultados, entre otros, el informe “Trabajo Doméstico en Brasil: hacia el reconocimiento institucional”, o una nota técnica sobre el trabajo infantil doméstico en América Latina.

Haga click aquí para acceder al Convenio aprobado por la OIT en 2011

Haga click aquí para acceder al estudio completo finanaciado por el F-ODM

 

 

 

 

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